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Flavia Zorrilla Drago nos presenta al fantasma Gustavo

29 octubre 2020

Edelvives publica «Gustavo, el fantasma tímido», el primer libro como autora e ilustradora de la mexicana Flavia Zorrilla Drago. Un divertido cuento que anima a los niños a superar su timidez y a relacionarse con los demás sin miedo.

Lo que más desea en el mundo Gustavo es tener un amigo, pero no encuentra el modo de acercarse a los otros monstruitos. Entonces se le ocurre una gran idea: los convoca en el cementerio el Día de los Muertos para ofrecerles un concierto de violín. El día señalado, Gustavo es un manojo de nervios. ¿Acudirán sus invitados a la cita?

Gustavo, el fantasma tímido se dirige a niños de 3 a 6 años, un público que sin duda entenderá muy bien las vicisitudes del pequeño protagonista. Tanto la encantadora historia como las preciosas ilustraciones de Flavia Z. Drago los conquistarán y mantendrán entretenidos durante horas.

Hablamos con la autora sobre cómo surgió la idea de crear este proyecto que recoge elementos de manifestaciones diversas de la cultura popular, en especial, de la mexicana.


Tienes varios libros publicados como ilustradora, pero este es el primero en el que también ejerces de autora de los textos. ¿Por qué creaste esta historia en concreto? 
Esta historia se me ocurrió al escribir un tuit en 2016, en el que me preguntaba sobre la razón por la cual los fantasmas usan sábanas. «Debe ser porque son muy tímidos y las usan para esconderse», pensé. A partir de ahí se me ocurrió hacer un libro sobre un fantasma muy tímido que al final de la historia se quita la sábana y demuestra su verdadera personalidad. Finalmente, la historia no terminó así, pero esa fue la idea inicial. 

¿Está basada en alguna experiencia real?
Cuando yo era pequeña, solía ser igual de tímida que Gustavo. En los recreos me sentaba sola y me preguntaba cómo era posible que los niños jugaran y se hablaran con tanta facilidad. Luego, al igual que Gustavo, descubrí que me era mucho más fácil conectar con otros al compartir las cosas que me gustaba hacer (en mi caso, dibujar). Así que, en cierta forma, algunas partes están basadas en mis propias experiencias.

Gustavo es terriblemente tímido, pero se esfuerza por vencer su inseguridad. ¿Qué intentas transmitir con este personaje y su modo de obrar?
A veces se tiene la idea equivocada de que quienes somos tímidos somos un poco huraños y no necesitamos hacer amigos o relacionarnos con otros, pero simplemente nos es un poco más complicado crear amistades nuevas, justo porque nos da temor ser rechazados. Mi idea era tratar de reflejar que a los que padecemos este tipo de problema sí nos interesa hacer amigos y conectar con otros, pero nos resulta difícil, y por eso creo que es muy importante ver que los demás monstruos también aceptan a Gustavo tal y como es.

La historia se desarrolla en un mundo imaginario poblado por todo tipo de criaturas, algunas de las cuales nos resultan familiares, otras no tanto. Cuéntanos de dónde las has tomado y si hay alguna inventada por ti. 
En realidad, todos los personajes que aparecen hacen referencia a alguna película o monstruo de la cultura popular, simplemente los reinterpreté a mi propio gusto. Hay una niña invisible, una niña lobo, un diablito, brujas y muchas calaveritas inspiradas en el arte del grabador mexicano José Guadalupe Posada, que dibujaba fiestas llenas de esqueletos pasándolo muy bien; también aparece la Calavera Catrina, que es muy famosa y que ha sido reinterpretada en todo tipo de arte, como pinturas, esculturas, películas... En México incluso existe el Festival de Catrinas, en el que la gente se disfraza de la famosa calavera elegante.

Muchos detalles que adornan los dibujos evocan tu país, México. ¿Qué elementos propios de allí encontrarán los lectores?
Encontrarán muchas ofrendas, calaveras, la Catrina y patios coloniales basados en edificios que conozco. La casa de Gustavo, por ejemplo, está inspirada en una casa abandonada en mi barrio, Azcapotzalco. También aparece por ahí el estudio de Diego Rivera, el importante muralista mexicano que durante algún tiempo estuvo casado con Frida Kahlo.

Flavia Zorrilla Drago

Flavia Zorrilla Drago nació en Ciudad de México en 1985. Estudió diseño gráfico en la Universidad La Salle de su ciudad natal. Posteriormente completó su formación en la Escola Massana de Barcelona y en la Universidad Anglia Ruskin de Cambridge (Reino Unido), donde obtuvo una maestría en libros ilustrados para niños. Ha trabajado como ilustradora de libros de texto y de lectura y como diseñadora gráfica publicitaria. En 2013 aparecieron sus primeras obras como ilustradora y desde entonces ha publicado más de una decena de álbumes infantiles en diversos países del mundo. Gustavo, el fantasma tímido es el primer libro de cuyo texto es también responsable. A este lo seguirán otros proyectos como autora e ilustradora que ya tiene en curso para los próximos años. 

El Día de Todos los Santos en España se concibe de forma totalmente diferente a como celebráis en México el Día de los Muertos. Cuéntanos cómo lo entendéis vosotros.
En México, durante las noches del 1 y 2 de noviembre, se ponen altares caseros dedicados a recordar a los muertos. Estos altares, llamados ofrendas, llevan algunos elementos tradicionales como flores de cempasúchil, calaveras de azúcar, papel picado, pan de muerto, sal, fotografías de los difuntos, incienso y agua. Tradicionalmente, también puedes agregar objetos que pertenecieron a las personas, cosas y comida que les gustaba. La idea es recordarlos y darles la bienvenida en casa durante un par de noches. También hay quienes van al cementerio y adornan las tumbas de sus muertos, por eso en la escena del panteón las tumbas están decoradas.

El libro se dirige a niños que aún no saben leer o están aprendiendo. ¿Qué tienes en mente cuando creas para un público tan joven y aún inexperto en la interpretación de códigos? 
Cuando escribo un libro trato de pensar en mi personaje y en el mensaje del libro. Si hay algún texto o ilustración que me estorban o complican la trama, los elimino. Esto, a veces, significa dejar de lado escenas o cosas que me parecían graciosas, pero teniendo tan pocas páginas para construir una historia elocuente, menos es más. Una cosa que casi siempre trato de hacer también es escribir el mínimo texto posible, ya que me gusta mucho que mis lectores se detengan a observar las imágenes con atención.

¿Cómo fue el proceso de creación de este libro? ¿Qué imaginaste primero, la parte literaria o la gráfica?
Al momento de crear este libro, primero llegó la idea. Después hice muchos dibujos para conocer a Gustavo. Al principio, yo no sabía si Gustavo iba a ser un niño disfrazado o un fantasma real, pero conforme más dibujaba, me fui dando cuenta de que, como fantasma, Gustavo podía hacer un montón de cosas divertidas como atravesar paredes, hacer volar objetos, brillar en la oscuridad y transformarse en distintas cosas, lo cual ayudó muchísimo a la trama de la historia. A la par iba escribiendo pequeñas notas y, una vez que tuve muchos dibujos, los organicé y fui agregando los textos para ver cómo funcionaban en conjunto. Mi equipo de diseño y edición me ayudó mucho a ir revisando qué funcionaba mejor para la historia. Existieron muchas versiones antes de llegar al libro definitivo.

Tus ilustraciones contienen numerosas referencias culturales y pequeños detalles simpáticos que quizá no son tan necesarios para seguir la trama pero enriquecen mucho la historia. ¿Te parece importante trabajar bien la ambientación? 
Cada vez que ilustro algo me encanta insertar referencias a cosas que me gustan o que me inspiran. Creo que puede ser divertido para los lectores identificarlas o que quizás, si en el futuro se las llegan a topar, piensen en el libro. Todos estos detalles hacen que cada libro sea menos genérico y tenga una atmósfera particular.

¿Qué técnicas has utilizado para conseguir plasmar esa atmósfera tan especial?
Para el arte final hice los dibujos originales en blanco y negro con lápiz y tinta china sobre distintas capas de papel, luego los escaneé y coloreé en Photoshop. Me gustan mucho las texturas creadas a mano, ya que creo que difícilmente puedes conseguir esos efectos de manera digital, pero también me gusta mucho la posibilidad que tengo de editar los dibujos de manera digital, cambiar los colores, mover un poco la posición de los personajes o corregir algunos errores, por ejemplo. 

Además de ilustradora, eres diseñadora gráfica y ahora también —aparte de Gustavo, el fantasma tímido— estás desarrollando otros proyectos como autora de textos. ¿En qué ámbito te sientes más cómoda o cuál disfrutas más?
La verdad es que los últimos cinco años me he dedicado de lleno a la ilustración y llevo varios años sin desarrollar proyectos grandes de diseño; a veces hasta me da pena que me sigan llamando diseñadora. Sin embargo, creo que al trabajar en mis álbumes ilustrados siempre pienso en el diseño del libro como objeto. Al final, los álbumes ilustrados son objetos que integran narrativa, diseño e ilustración, y todas su partes nos sirven para contar, desde el formato hasta la tipografía o la paleta de color. Así que, en cierta manera, el diseño y la autoría para mí vienen en el mismo paquete y los disfruto por igual.